A las personas manipuladoras las
encontramos en distintas circunstancias de nuestras vidas. Hay manipuladores en
nuestro trabajo, jefes o compañeros de oficina, en nuestras amistades y sobre
todo en nuestra familia.
No es fácil descubrir cuáles son las
características de las personas manipuladoras, pero la mayoría de nosotros
hemos sentido y vivenciado estas relaciones que nos confunden profundamente,
porque no estamos seguros que está sucediendo. Nos sentimos culpables y al
mismo tiempo víctimas.
Comienza un círculo vicioso donde muchas
veces hemos sido heridos o dañados por una persona manipuladora, donde hacemos
un gran esfuerzo por mantenernos alejados, pero a la vez nos sentimos incómodos
por la presión y volvemos a intentarlo, volvemos a depositar la confianza, pero
sin resultados positivos. Al final relacionarnos con personas manipuladoras nos
puede conducir a tomar malas decisiones, y sentirnos muy confundidos e
inseguros con respecto a nosotros mismos.
Características de las Personas
Manipuladoras
Personalidad agresiva encubierta
Hay dos tipos básicos de agresión: la
agresión directa y la agresión encubierta. Cuando usted está determinado para
obtener algo y es abierto, directo y obvio en su manera de enfrentamientos, su
comportamiento es etiquetado como abiertamente agresivo. Cuando usted debe
"ganar", dominar o controlar, pero en forma sutil, secreta o bastante
engañosa para esconder sus intenciones verdaderas, su comportamiento es más
apropiadamente etiquetado como encubiertamente agresivo. Ahora, evitar
cualquier demostración abierta de la agresión y simultáneamente intimidando a
otros para que le den lo que usted quiere, es una maniobra poderosamente
manipuladora. Por eso la agresión encubierta es el vehículo para la
manipulación interpersonal usado más a menudo.
El proceso de Victimización
Durante mucho tiempo, me pregunté por qué
las víctimas de manipulación les cuestan tanto ver lo que sucede en
interacciones manipuladoras. Al principio, estuve tentado de criticarlos. Pero
he aprendido que son engañados por algunas muy buenas razones:
i.
La agresión de un manipulador no es
obvia. Nuestra intuición puede decirnos que ellos luchan por algo, luchan para
vencernos, ganar poder, o hacer las cosas a su manera, y nos encontramos
inconscientemente a la defensiva. Pero porque no podemos señalar pruebas
objetivas y claras de que nos atacan, no podemos validar fácilmente nuestros
sentimientos.
ii.
Las tácticas usadas por los
manipuladores pueden hacerlo parecer que están dolidos, se preocupan,
defendiéndose..., casi todo menos que están peleando. Esta táctica es difícil
de reconocer simplemente como estrategia inteligente. Ellos siempre hacen lo
suficiente para que la persona dude de su comprensión natural e intuitiva de
que está siendo víctima de abuso o toma de ventajas.
Además,
la táctica no sólo dificulta que consciente y objetivamente vea que un
manipulador lucha, sino que simultáneamente le mantienen a la defensiva. Estos
rasgos son armas psicológicas muy eficaces a las cuales cualquiera puede ser
vulnerable. Es difícil pensar con claridad cuando alguien le tiene huyendo
emocionalmente.
iii.
Todos nosotros tenemos debilidades e
inseguridades que un manipulador inteligente podría explotar. A veces, somos
conscientes de estas debilidades y de cómo alguien podría usarlos para
aprovecharse de nosotros. Por ejemplo, oímos que padres dicen cosas como: "sí, sé que tengo un botón de culpa
bien grande." - Pero cuando su niño manipulador empuja afanosamente
aquel botón, ellos pueden olvidar fácilmente lo que realmente sucede. Además, a
veces somos inconscientes de nuestras vulnerabilidades más grandes. Los
manipuladores a menudo nos conocen mejor que nosotros mismos. Ellos saben qué
botones presionar, cuando y con qué fuerza. Nuestra carencia del conocimiento
de sí mismos nos pone en una situación de desventaja para ser explotados.
iv.
Lo que nuestra intuición nos dice
cómo es un manipulador, desafía todo que nos han enseñado creer sobre la
naturaleza humana. Hemos sido inundados de una psicología que nos tiene viendo
a todos, al menos hasta algún grado, como miedosos, inseguros o
"colgados". De este modo, mientras nuestro instinto nos dice que
tratamos con un manipulador despiadado, nuestra cabeza nos dice que ellos
realmente deben ser personas asustadas o heridas "por dentro". Lo que
es más, la mayor parte de nosotros generalmente odia pensar en sí misma como
gente insensible y cruel. Vacilamos en hacer juicios duros o aparentemente
negativos sobre otros. Queremos darles el beneficio de la duda y asumir que
ellos realmente no abrigan las intenciones malévolas que sospechamos. Tenemos
más tendencia a dudar y culparnos por atrevernos a creer lo que nuestro
instinto nos dice sobre el carácter de nuestro manipulador. [...]
v.
Mientras, desde cierta perspectiva
podríamos decir que alguien con este comportamiento defiende su ego de
cualquier sentido de vergüenza o culpa, es importante darse cuenta que al
tiempo que el agresor expone estos comportamientos, él no está principalmente
defendiendo (es decir intenta impedir que
ocurra algún acontecimiento internamente doloroso), sino que pelea para
mantener una posición, ganar poder y quitar cualquier obstáculo (tanto interno como externo) en el
camino de obtener lo que él quiere.
vi.
Ver al agresor a la defensiva en
cualquier sentido es una trampa para victimizar.
El reconocimiento de que ellos están principalmente a la ofensiva, prepara mentalmente a una persona para la acción decisiva que deben tomar a fin de evitar ser atropellados.
El reconocimiento de que ellos están principalmente a la ofensiva, prepara mentalmente a una persona para la acción decisiva que deben tomar a fin de evitar ser atropellados.
Por
lo tanto, creemos que es lo mejor comprender muchos de los comportamientos mentales
(no importa cuán "automáticos"
o "inconscientes" pueden parecer) que a menudo observamos como
mecanismos de defensa, como tácticas de poder ofensivas, porque las
personalidades agresivas los emplean principalmente para manipular, controlar y
conseguir el dominio sobre otros.
Más que tratar de
prevenir que suceda algo emocionalmente doloroso o terrible, cualquiera que use
estas tácticas está tratando principalmente de asegurar que algo que ellos
quieren que pase, suceda. [...]
Tácticas del manipulador
1. Negación
Esto es cuando el agresor rechaza confesar
que ellos han hecho algo dañino o hiriente cuando claramente lo hicieron. Es
una manera de mentir (a ellos, así como a
otros) sobre sus intenciones agresivas. Esta táctica del "¿Quién?...
¿Yo?" es una forma de "jugar al inocente", e invita a la víctima
a sentirse injustificada al encarar al agresor sobre su comportamiento
inadecuado. Esta es también la forma en que el agresor se da el permiso de
tener la razón en hacer lo que ellos quieren hacer. Esta negación no es de la
misma clase de la negación de una persona que acaba de perder a un ser amado y
que no puede aceptar completamente el dolor y la realidad de la pérdida. Aquel
tipo de negación es principalmente una "defensa" contra una ansiedad
y daño insoportable. Entonces, la negación anterior no es principalmente una
"defensa", sino que una maniobra que usa el agresor para conseguir
que otros se echen para atrás, descolgarse o sentirse tal vez hasta culpable
por insinuar que él hace algo incorrecto. [...]
2. Falta de atención Selectiva
Esta táctica es similar y a veces
confundida con la negación. Ocurre cuando el agresor "juega al tonto", o actúa como olvidadizo. Al usar esta
táctica el agresor activamente no hace caso de las advertencias, súplicas o
deseos de otros, y en general, rechaza prestar atención a todo lo que podría
distraerlo de perseguir sus propios objetivos. A menudo, el agresor sabe muy
bien lo que usted quiere de él cuándo comienza a exponer este comportamiento de
"¡no quiero oírlo!". Usando
esta táctica, el agresor activamente se resiste a las tareas de prestar
atención...
3. Racionalización
3. Racionalización
Una racionalización es la excusa que un
agresor trata de ofrecer para involucrarse en un comportamiento inadecuado o
dañino. Ésta puede ser una táctica eficaz, sobre todo cuando la explicación o
justificación del agresor tiene el suficiente sentido como para que cualquier
persona razonablemente consciente la compre totalmente. Es una táctica poderosa
porque no sólo sirve para quitar cualquier resistencia interna que el agresor
podría tener sobre hacer lo que él quiere hacer (calmando cualquier náusea de la conciencia) sino que también le
saca a otros de encima. Si el agresor puede convencerle que lo que hace es
justificado, entonces él queda más libre para perseguir sus objetivos sin
interferencias. [...]
4. Desviación
Un objetivo móvil es difícil de golpear.
Cuando tratamos de sujetar a un manipulador o tratamos de tener una discusión
enfocada en una sola cuestión o comportamiento que no nos gusta, él es el
experto en saber cómo cambiar el tema, esquivar la cuestión o de algún modo nos
lanzan una curva. Los manipuladores usan distracción y técnicas de desviación
para mantener el foco lejos de su comportamiento, alejarnos de la pista, y
quedar libre para sus propios fines egoístas y ocultos. [...]
5. Mentira
Es a menudo difícil saber cuándo una
persona miente mientras lo hace. Por suerte, hay momentos en que la verdad sale
a flote porque las circunstancias no confirman la historia de alguien. Pero
también hay momentos cuando usted no sabe que ha sido engañado hasta que es
demasiado tarde. Un modo de minimizar las posibilidades de que alguien lo
pisotee es recordar que puesto que las personalidades agresivas de todos los
tipos generalmente no se detendrán ante nada para conseguir lo que ellos
quieren, usted puede esperar que ellos mientan y hagan trampas.
Otra cosa a recordar es que los
manipuladores -siendo personalidades encubiertas agresivas- son propensos a
mentir de modos sutiles y encubiertos. Los tribunales están bien conscientes de
las muchas formas en que la gente miente, aun cuando ellos requieren en los
juramentos de tribunal que los testigos digan "la verdad, sólo la verdad,
y nada más que la verdad". Los manipuladores a menudo mienten reteniendo
una cantidad significativa de la verdad o deformándola. Son expertos en ser
vagos cuando usted les hace preguntas directas. Es un modo hábil de mentir por
omisión. Tenga esto en mente cuando trate con un sospechoso de ser lobo vestido
de oveja. [...]
6. Intimidación Encubierta
Los Agresores con frecuencia amenazan a sus
víctimas con mantenerlos ansiosos, aprensivos y en una posición baja. Los
agresivos encubiertos intimidan a sus víctimas haciendo veladas (sutil, indirectas e implícitas)
amenazas. Causar culpa y vergüenza son dos de las armas favoritas de los
agresivos encubiertos. Ambas son tácticas especiales de intimidación.
7. Crear culpa
Una cosa que las personalidades agresivas
saben bien es que otros tipos de personas tienen conciencias muy diferentes a
las de ellos. Los manipuladores son a menudo expertos en utilizar la mayor
conciencia de sus víctimas para mantenerlos en la duda de sí mismos, ansiosos y
sumisos. A más conciencia tiene la víctima potencial, la culpa es más eficaz
como arma.
Las personalidades agresivas de todos los
tipos usan la creación de culpa como táctica manipuladora en forma tan
frecuente y con tanta eficacia, que demuestra cuán esencialmente diferentes de
carácter son al compararlos con otras personalidades (sobre todo neuróticas). Todo lo que un manipulador tiene que hacer
es sugerir a la persona consciente que ellos no se preocupan bastante, son
demasiado egoístas, etc. Y aquella persona inmediatamente comenzará a sentirse
mal. Por el contrario, una persona consciente podría intentar que un
manipulador (o cualquier otra personalidad agresiva) se sienta mal por su comportamiento
hiriente, reconocer su responsabilidad, o admitir la maldad, sin lograr
absolutamente nada.
8. Avergonzar
Esta es la técnica de usar sarcasmo sutil y
observaciones ofensivas como un medio de miedo creciente y duda de sí mismo en
otros. Los agresivos encubiertos usan esta táctica para hacer que otros se
sientan inadecuados o indignos, y por lo tanto, sean deferentes con ellos. Esto
es un modo eficaz de crear un sentido continúo de insuficiencia personal en la
parte más débil, permitiendo así a un agresor mantener una posición de dominio.
[...]
9. Desempeñar el Papel de Víctima
Esta táctica implica retratarse como una
víctima inocente de circunstancias o comportamiento de alguien más a fin de
ganar la compasión, evocar la compasión y así conseguir algo del otro. Una cosa
con la que cuentan las personalidades agresivas encubiertas es el hecho que las
personalidades menos hostiles y crueles por lo general no pueden soportar el ver
a alguien sufrir. Por lo tanto, la táctica es simple. Convenza a su víctima que
usted sufre de algún modo, y ellos tratarán de aliviar su angustia. [...]
10. Vilipendiando a la Víctima
Esta táctica es con frecuencia usada junto
con la táctica de desempeñar el papel de víctima. El agresor usa esta táctica
para hacerlo parecer que él sólo responde (es
decir se defiende contra) la agresión de parte de la víctima. Esto permite
al agresor poner mejor a la víctima a la defensiva. [...]
11. Desempeñar el Papel de Criado
Los agresivos encubiertos usan esta táctica
para encubrir sus agendas egoístas bajo el aspecto de servicio a una causa más
noble. Esto es una táctica común, pero difícil de reconocer. Pretendiendo
trabajar mucho en el nombre de alguien más, los agresivos encubiertos ocultan
su propia ambición, deseo de poder, y búsqueda de una posición de dominio sobre
otros. [...]
Un escándalo reciente que envuelve a una
tele-evangelista causó que su iglesia lo censurara por un año. Pero él dijo a
sus fieles que no podía detener su ministerio porque él debía ser fiel a la
voluntad del Señor (Dios supuestamente se dirigió a él y le dijo que no se
marchase). Este ministro era claramente desafiante de las autoridades
establecidas de su iglesia. Aun así, se presentó como una persona humildemente
sumisa a las autoridades "más altas". Un sello característico de las
personalidades encubiertas agresivas es que profesa en voz alta el servilismo,
al tiempo que luchan por el dominio.
12. Seducción
Las personalidades encubiertas agresivas
son expertas en encantar, alabar, adular o de apoyar abiertamente a otros a fin
de conseguir bajar su defensa y rendir su confianza y lealtad. Los agresivos
encubiertos son también en particular conscientes de que la gente que es hasta
cierto punto emocionalmente necesitada y dependiente (y esto incluye a la mayor
parte de personas que no tienen desórdenes de personalidad) quiere la
aprobación, tranquilidad, y más que nada, un sentido de ser valorado y
necesitado. Aparentar ser atento a estas necesidades, puede ser el boleto de un
manipulador para obtener un poder increíble sobre otros. [...]
13. Proyectando la culpa (culpando a otros)
Las personalidades Agresivas siempre buscan
un modo de cambiar la culpa por su comportamiento agresivo. Los agresivos
encubiertos no son sólo expertos encontrando cabezas de turco, son expertos en
hacerlo en forma sutil, difícil de detectar.
14. Minimización
Esta táctica es una clase única de negación
conectado con la racionalización. Usando esta maniobra, el agresor intenta
afirmar que su comportamiento abusivo no es realmente tan dañino o
irresponsable como alguien podría reclamar. Esto es la tentativa del agresor de
hacer convertir una montaña en un hoyo de topo.
Resumen
He presentado las principales tácticas que
usa los agresivos encubiertos para manipular y controlar a otros. No son
siempre fáciles de reconocer. Aunque todas las personalidades agresivas tiendan
a usar estas tácticas, los agresivos encubiertos generalmente los usan hábilmente,
de manera sutil. Alguien tratando con una persona encubiertamente agresiva
tendrá que aumentar la sensibilidad de nivel visceral frente al uso de esta
táctica si quieren evitar ser sus víctimas.
Una de las formas de lograr comprender
estas disfunciones tanto en nosotros mismos como en otras personas es
informándose y aprendiendo los síntomas y los mecanismos de acción. Aunque nos
cueste creer la mayoría de los casos de personalidades abusivas y obsesivas
surgen de heridas emocionales causadas dentro de nuestras propias familias.