Hoy
miércoles 13 de febrero de 2013, se dio por inaugurada la 1ra. Exposición
Hemerográfica y Documentaria, recordando el día que Chile invadió territorio
nacional. Al acto asistieron personalidades cívicas, políticas y representativas
de la sociedad civil cochabambina además de representantes militares
acantonadas en la ciudad del valle.
El
acto fue sobrio, sencillo y emotivo. El solo escuchar las marchas marciales nos
transportaron en el tiempo, más aún cuando cada uno de los oradores trajo datos
significativos a la ceremonia.
Hicieron
uso de la palabra el Director de la Academia Boliviana de Historia Militar –
Sede Cochabamba, el coronel Mauricio Alejandro Ortiz, en representación del
Comité PROMAR la Sra. Nancy Aneiva Abaroa, sobrina bisnieta del héroe Eduardo
Abaroa, el Rector de UNICEN Ing. Ramiro
Bustamante y acompañó la ceremonia el Cap. José Luís Castro representando al
Comando Naval, área No. 1 de Cochabamba.
Acto
seguido, se compartió el vino en honor de la muestra que permanecerá hasta el
viernes 22 de los corrientes, solo en horarios de oficina (08 a 12:00 hrs. y de 14:30 a 18:30 hrs.). La exposición está
abierta al público en general y estudiantes en particular en el segundo piso de
UNICEN, ubicada en calle Santivañez No. 216.
A MANERA DE RESEÑA HISTÓRICA
14 de febrero de 1879: invasión chilena a
Antofagasta
Durante el gobierno de Hilarión Daza, el 14 de
febrero de 1878, un año antes de la invasión chilena a Antofagasta, el Congreso
boliviano aprobó una ley mediante la cual imponía un impuesto de diez
centavos por quintal de salitre exportado a la Compañía de Salitres y
Ferrocarril de Antofagasta, la misma que se encontraba asentada en el Litoral
boliviano y contaba con capitales chilenos e ingleses. Chile argumentó que esta
medida no estaba acorde a lo estipulado por el Tratado de Límites de
1874, que establecía, no gravar por 25 años con nuevos
impuestos la exportación sobre los minerales explotados entre
los paralelos 23 y 24 latitud sur. La mencionada Compañía se negó a pagar dicho
impuesto, como resultado de ello, el gobierno boliviano decidió dejar sin
efecto el contrato de explotación. Chile propuso el arbitraje amparándose
en el Tratado de Límites de 1874 y Bolivia no aceptó. El Ministro Plenipotenciario
de Chile en Bolivia, Pedro Nolasco Videla, el 8 de febrero de 1879,
presentó un Ultimátum, otorgando un plazo de 48 horas, para que Bolivia
se decida si aceptaba o no el arbitraje. Chile argumentó que Bolivia violó el
Tratado de Límites de 1874.
El destacado historiador boliviano Juan Siles
Guevara, en un estudio señala que “Chile
estaba dispuesto a tolerar la presencia de Bolivia en Atacama sólo mientras
Bolivia permitiera explotar económicamente ese territorio, puesto que otro de
los factores en juego era el económico”.
Es verdad, como manifiesta una historiadora chilena
cuyo seudónimo es Ranquil, que en 1878 Chile se encontraba en una crisis
económica general como consecuencia de la crisis europea de 1873. Se
paralizaron las obras públicas y privadas. La clase trabajadora no contaba con
fuentes de trabajo y el pueblo estaba en una situación lamentable. La única
solución era la minería y la industria salitrera. Pero esa solución – dice
Ranquil- “se podía lograr a costa del
Perú y Bolivia, puesto que la minas y yacimientos se encontraban en Tarapacá y
Antofagasta, es decir dentro de los límites de esos países”. Fue así,
como se trazó estratégicamente la agresión para invadir los territorios
del Litoral de Atacama de Bolivia y Tarapacá del Perú, país este último que
padecía una crisis económica peor que Chile.
El Presidente Hilarión Daza con su política intransigente que afectó a las
empresas chilenas en el Litoral de Atacama, le otorgó a Chile el pretexto para
invadir Antofagasta un 14 de febrero de 1879, y al día siguiente Mejillones y a
mediados del mes de marzo, ocupar Cobija, Tocopilla, y Calama.
Cuando las fuerzas chilenas invadieron Antofagasta
al mando del Coronel Emilio Sotomayor, la mayoría de la población era chilena
salió a las calles dando vivas a Chile, como cuenta el historiador
chileno Mario Barros. El Prefecto del Litoral boliviano Cnel. Severino Zapata,
sólo disponía de cuarenta policías para mantener el orden. Lo único que hizo
presentó una protesta escrita y se refugió en el Consulado peruano. Los
soldados chilenos ocuparon Antofagasta sin necesidad de quemar ningún
cartucho de sus carabinas.